120 Tatuajes de Gárgolas medievales (PARA HOMBRES)

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El equipo Tu astrólogaÉquipo redactor
31 Enero 2023

Si visitas con asiduidad nuestra página web, habrás podido darte cuenta de que, en el mundo de los tatuajes, no todo es estéticamente bello. Hay personas que encuentran la belleza en lo oscuro, o en lo macabro. Quienes se dejan más llevar por el morbo del mal (que siempre está asociado a lo feo). O quienes se hacen tatuajes que no son ni feos, ni bonitos sino que simplemente son. Hablamos de símbolos, por ejemplo. Pues bien, en este post te hablaremos de algo que no está asociado a lo bello en sí mismo, pero que ha sido pieza fundamental en edificios de imponente belleza, quizás estableciendo el límite entre lo uno y lo otro. Hablamos de las gárgolas.

Remontémonos al principio de los tiempos. Según la mitología, las gárgolas están asociadas al mal, a los infiernos, seres de piedra (sin sentimientos) con determinados atributos y capacidades. Han tenido también, como decíamos, un papel destacado en la arquitectura, puesto que cumple la función de tapar desagües de una manera estética. Están, pues, en lo feo, donde nadie querría estar, lejos del altar. Estuvieron muy presentes, por ejemplo, en el gótico europeo y su función podría ser (paradójicamente) ahuyentar a los malos espíritus, según la creencia popular o a los pecadores (lo que también resulta paradójico, pues se supone que las puertas del templo deben estar abiertas para todo el mundo...).

Quizás las gárgolas más conocidas del mundo sean las de las catedral de Notre Dame de París, el gótico en todo su esplendor. Se dice que esas figuras que asoman al vacío de forma permanente y desafiando el vértigo son mal llamadas gárgolas (es mejor quimeras) pero está claro que su imagen va asociada a la de Notre Dame. Y puede que, una vez más, la "culpa" de eso la tenga la factoría Disney, que también les dio vida a través de ciertos personajes entrañables en "El jorobado de Notre Dame". El mismo Quasimodo era una gárgola: bajito, tosco... Y, sin embargo, era una persona más, capaz de amar, y que contó con las burlas de gente incapaz de dejar de lado de los prejuicios. Su historia no es tan vieja como la catedral parisina, se sigue reproduciendo día tras día. Los prejuicios, el valorar a la otra persona, el ver en el corazón de quien es diferente... Una historia basada en la literatura de Víctor Hugo para recordar, una historia para llevar tatuada.

Si te gustan este tipo de tatuajes más bien dantescos, una gárgola es perfecta para ti. Puedes tatuártela en toda la ferocidad en la que es representada en la arquitectura gótica, dando miedo, literalmente. Incluso, para aumentar el temor, acompañada de elementos no menos tétricos, como calaveras. Fundamental sus alas y, ya luego, dependiendo de los gustos de cada cual, con actitud encorvada o en pleno vuelo, convirtiéndose, más bien, en un demonio alado. Hay quien le gusta, al contrario, tatuársela junto a otro elemento asociado a lo bello, como un hada, como tratando de establecer un extraño equilibrio.

Como quieras, como seas... Al fin y al cabo, ¿quién define lo bonito y lo feo?